Guillo opina | El deseo

La mayoría de las religiones hablan sobre el pecado, pero… ¿qué es el pecado?

Al margen de lo que dicen las religiones, llegué a la conclusión de que el pecado no es más que un exceso de deseo.

Los seres humanos deseamos mucho. Lo deseamos todo. No nos conformamos. Así como Eva, la primera pecadora, quien teniendo todos los árboles, se antojó de comer del único fruto que estaba prohibido. Porque así somos, deseamos lo prohibido, lo que no tenemos; nos incomoda no tener, así lo tengamos todo.

Pienso que Dios no condenó a Eva por comer del fruto prohibido, ni siquiera por desobedecerle, sino por desear más de la cuenta; por la avaricia.

O quizás, Dios no la condenó, sino ella misma por desear más de la cuenta.

Anoche, mientras pecaba, pensé en por qué deseo y por qué siento que mi sangre hierve cuando no puedo conseguir lo que deseo. ¿Por qué? ¿Por qué? Y llegó a la conclusión de que no es más que una manifestación del ego.

El Diablo, ¿quién es el Diablo?

Según la religión cristiana, es la antítesis de Dios. O sea, es el malo.

Pero… yo pienso que el Diablo no es más que nuestro ego.

Todos los seres humanos somos como el yin y yang: tenemos un lado bueno y uno malo. Dios, es nuestro lado bueno; el Diablo, es decir, el ego, es nuestro lado perverso.

Pero ojo… sin el Diablo, Dios no tendría sentido. El Diablo no es tan malo. Es necesario para que haya equilibrio.

‘Ni tan calvo ni con dos pelucas’, decía una profesora. Nadie es tan bueno ni nadie es tan malo. Todos los seres humanos tenemos sombras y demonios encerrados en lo más profundo de nuestro subconsciente.

A algunos esos demonios se les escapan y por eso cometen actos atroces, como robar, matar y violar.

Sería bueno preguntarse por qué no robamos, matamos y violamos.

La mayoría seguramente dirá que porque eso es un pecado. Otros dirán que para no ir a una cárcel. Los más modernos, dirán que es por karma, porque no quieren que el Universo les regrese el mal que han hecho.

Es decir, si ni Dios ni las leyes ni el karma existieran, ¿qué nos detendría a no hacerlo?

El deseo, ese sentimiento que todos los seres humanos sentimos, es el motor de la humanidad, pero también su talón de Aquiles.

Anoche, mientras veía a alguien con deseo, me hice esa pregunta, ¿por qué deseo?

Aclarando que desear no tiene nada de malo. Lo malo es el exceso. Y el exceso, no es más que deseo.

Todos los días deseo, pero por fin comprendí que el deseo es algo etéreo, que no tiene forma, ni límites, ni fondo. Si hoy deseo y consigo lo que deseo, mañana desearé más, y luego más, y más, y más… hasta que me convierto en un esclavo de mi propio deseo.

Parafraseando a Pepe Mujica —a quien critiqué en vida, pero reconociendo lo sabio que fue—, los pobres no son los que tienen poco, sino los que desean mucho.

Y no, no vengo aquí a pontificar. No dejaré de desear, porque soy un ser humano, pero al menos ya sé que no todo lo que deseo me hace libre.

Guillo @codiguillos

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